miércoles, 3 de febrero de 2010

Intervención en el recinto: Homenaje a Guillermo Estévez Boero

Esto es el principio de mi entrada.

Sr. Birri.- Señor presidente: hoy se cumplen 10 años del fallecimiento de Guillermo Estévez Boero, por lo que agradezco la posibilidad de realizar, en este Poder Legislativo de la Provincia de Córdoba, un breve pero seguramente sentido homenaje a quien los socialistas –especialmente los que abrazamos estas ideas en los años de juventud– consideramos un verdadero maestro y amigo.
Nació en Rosario, en 1930, y estudió Abogacía en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional del Litoral, donde fue discípulo del conocido jurista español Don Luis Jiménez de Azua, presidente –en el exilio– de la República Española, a quien siempre consideró como su maestro y quien alentó su temprana sensibilidad social y la inquietud por la cuestión nacional, concepto que buscaría sintetizar a lo largo de su vida, a través del socialismo.
La gigantesca tarea de reconstruir la presencia socialista en Argentina tuvo en Estévez Boero una referencia fundamental; fue, ante todo, el constructor de un partido que enlazó las ideas del socialismo con la Nación, defendiendo permanentemente las bases democráticas en nuestra constitucionalidad.
Desde muy joven, imbuido de la idea que al futuro no hay que esperarlo sino construirlo, abrazó el compromiso de trabajar por alcanzar formas superadoras de convivencia, en las que su pueblo sea reconocido como principal riqueza de la Nación. Encabezó distintas iniciativas y fue gestor, con la doctora Alicia Moreau de Justo, de la conformación definitiva del Partido Socialista de Argentina. En 1987, fue electo legislador nacional, hecho que significó la vuelta del socialismo al Congreso de la Nación, tras largos años de ausencia, luego del fallecimiento de Alfredo Palacios en 1975. Antes de eso, su incondicional lucha en defensa de la democracia y junto a comprometidas figuras de otros partidos durante los largos años de la dictadura, lo llevaron a que fuera invitado por el entonces Presidente Raúl Alfonsín a integrar el Consejo para la Consolidación de la Democracia, que presidiera Carlos Santiago Nino.
Luego, su profunda y extensa labor legislativa abarcó proyectos trascendentes como la creación del Consejo Económico, Social y Político, la Ley de Medicamentos, la creación de los Comités de Condiciones y Medioambiente de Trabajo, la investigación biomédica, la rehabilitación integral para discapacitados, el régimen legal para las burguesías nacionales, la Ley de Juventud, la Ley Federal de Pesca, la reglamentación de los derechos constitucionales de los pueblos originarios, la Ley de Responsabilidad de los Funcionarios Públicos, entre otros.
Como demócrata, Estévez Boero fue también un impulsor permanente de la reforma constitucional; entre 1973 y 1985 elaboró proyectos para su reforma integral, en los que estuvo muy presente el pensamiento constitucional de Arturo Sampay, sobre todo en lo relativo a los avances de la protección social; en 1994, fue electo convencional constituyente por Santa Fe, coronando una trayectoria reformista de la Constitución, a la que supo hacer honor presentando proyectos vinculados a la atenuación del sistema presidencialista, la participación, la descentralización del poder político y la incorporación de derechos fundamentales.
Junto a la idea de democracia, la de defensa de la solidaridad latinoamericana también ocupó un sitial importante en su pensamiento, lo que fue públicamente reconocido por los gobiernos de Perú y Chile que lo condecoraron.
Su amigo, el presidente Tabaré Vázquez, en el 5º Aniversario de su fallecimiento expresó: “Tenía un proyecto político latinoamericanista que lo pintaba en su grandeza, en su dimensión, en su solidaridad hacia toda la gente de este subcontinente latinoamericano, una enorme dimensión política de la que supimos aprender muchas cosas”.
El presidente de Chile, Ricardo Lagos, en un sentido similar expresó sobre Guillermo: “compañero socialista de tantas luchas, hermano solidario de los tiempos oscuros de mi Patria, incansable promotor de la paz y la integridad chilena-argentina, Guillermo compartió con nosotros dolores, esperanzas y momentos de gloria”. Unos días antes de su muerte, Estévez Boero pudo compartir con su presencia la enorme satisfacción de que un amigo, un socialista, fuera elegido presidente de los chilenos.
En enero del año 2002, en el campamento que se realizaba en la Amaichá del Valle, en un campamento que se realiza desde hace 10 años, similar al que llevamos a cabo semanas atrás en la ciudad de Jesús María, fueron los jóvenes la cita obligada y a ellos dirigió su último mensaje, les dijo: “Hereden la grandeza para poder construir. Miren hacia arriba que en la cumbre está la Nación, si cruzamos las cumbres para poder ser independientes en América Latina, no volvamos hacia atrás. No estemos jerarquizando lo que nos separa: desarrollemos las coincidencias, lo que nos une… para poder construir el futuro que le está faltando a nuestra Nación”.
Su compromiso de vida, señor presidente, puesto al servicio de la construcción de una sociedad mejor, su prédica en defensa de las instituciones, su preocupación para afianzar la democracia, su constante lucha por el bienestar de nuestra Patria, al margen de las pertenencias y las disputas políticas, justifican este reconocimiento a un hombre que supo siempre construir, desde su espacio, y que dejó un legado, como ser humano y como político, que constituye un ejemplo a seguir.
Guillermo Estévez Boero ha sido mi maestro y la guía intelectual de toda una generación de jóvenes que hoy, en su gran mayoría, conducen la acción política de su querido partido socialista.
Muchas gracias.

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